lunes, 28 de noviembre de 2011

EDUCAR LA VOLUNTAD



EDUCAR LA VOLUNTAD
El oficio del hombre es siempre perfeccionarse, completarse, superarse así mismo. El hombre a diferencia de los animales nace incompleto, si sigue sus instintos se debilita, de ahí que nuestra razón nos diga: Supérate.
La educación de la voluntad ha de hacerse por motivos que pueden ser objetivos o subjetivos. Los primeros son propios de adultos que tienen desarrollado su entendimiento y pueden así.......

captar los valores transcendentes, los segundos se acomodan más bien a niños y adolescentes. Y es que la sociedad tecnológica nos incapacita para decir "no". El filósofo M. Scheler decía que el hombre es el único animal capaz de morir de sed ante una fuente de agua. Saber decir "no" sin vacilaciones engrandece y fortifica.
El filósofo Sartre, en su época de madurez decía que lo que cambia a los hombres no son las ideas, que no basta conocer la causa de una pasión para reprimirla, hay que vivirla; hay que oponerle otras pasiones; hay que combatirla con tenacidad, en una palabra, hay que trabajarse.
Para todo esto se necesita indudablemente una sinceridad en el querer determinarse de veras. En la decisión se convierte el proyecto de realidad presente o futura. El "si" o el "no" debe ser contundente; de esta forma transformamos la idea en acción.
Cuando se quiere de veras, decía un profundo psicólogo brotan fuerzas insospechadas aún de organismos débiles.
Modelemos la reina de nuestras facultades primeras con actos sencillos y poco costosos y después con tareas difíciles e incluso heróicas, para formar esa segunda naturaleza que son los buenos hábitos que nos harán más dueños de nosotros mismos y más disponibls a los demás, engrandeciendo así nuestra convivencia.

-ANGEL MARÍN FERNÁNDEZ-

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